En la fría mañana del 14 de febrero de 1929, en Chicago, el capo más importante de la mafia del momento, Al Capone, estaba a punto de eliminar el último estorbo que le quedaba para hacerse con el control de todo el crimen organizado de la ciudad. Cuatro de sus hombres, dos de ellos disfrazados de policía, se introdujeron en el garaje de la SMC Cartage Co., la empresa tapadera de su enemigo, el capo George Moran, y ametrallaron a siete miembros de su clan para huir a continuación en un coche de policía. Aunque Capone estaba en Florida fue inmediatamente relacionado con la matanza. Las autoridades no pudieron hallar ni a los asesinos ni a los autores intelectuales del crimen. Pese a todo el fin de Capone no estaba muy lejos, ya que el FBI comenzó a investigar sus actividades al no comparecer a un requerimiento judicial en Chicago el 12 de marzo.
