Un día como hoy de 1940, en la localidad francesa de Montauban, falleció Manuel Azaña Díaz. Jurista, periodista, escritor… la figura de Azaña es la de un profesional con inquietudes intelectuales y políticas típicas en la España de comienzos del siglo XX. Su vocación política y su figura adquirieron dimensión pública al final de los años veinte, cuando la crisis de la dictadura de Primo de Rivera se volvía cada vez más insalvable y el republicanismo experimentó un crecimiento exponencial. Durante la Segunda República Azaña ocupó cargos de ministro, jefe del gobierno y, a partir de 1936 y durante la Guerra Civil, presidente de la República, aunque durante los años de los gobiernos radical-cedistas su figura fue objeto de ataques constantes. Reducido a la impotencia por el cargo presidencial, dejó hondas y lúcidas reflexiones sobre la tragedia bélica. Exiliado en Francia desde comienzos de 1939, falleció al año siguiente.