Tal día como hoy de 1430 el duque de Borgoña Felipe III creó la Orden del Toisón de Oro para conmemorar su matrimonio con Isabel de Portugal. En su ánimo estuvo el deseo de fundar una orden equiparable a las que encabezaban los principales monarcas de Europa. Sus Constituciones, aprobadas y sancionadas por el papa un año más tarde, establecían que sólo se podrían nombrar 31 caballeros de religión católica y de origen aristocrático, requisitos que han ido desapareciendo con el tiempo. Por herencia la Orden pasó a la Casa de Austria con Carlos V y al morir el último rey español de dicha dinastía, Carlos II, la orden se escindió en dos ramas: una española encabezada por el heredero de Carlos II, el rey Felipe V de Borbón, y otra austriaca encabezada por el emperador Carlos VI, de la casa de Austria. Un decreto de Isabel II de 1847 declaró que la Orden quedaba comprendida entre las órdenes civiles de España y desde 1851 el monarca debe contar con la aprobación del Consejo de Ministros para poder otorgar el collar de caballero.
